lunes, 16 de febrero de 2015

BAJO LA MISMA ESTRELLA



Publicada en Revista Golfa.




Llena de sentimentalismo, “Bajo la misma estrella”, filme basado en el libro homónimo de John Green, recoge algunas situaciones que atraen al espectador hacia una percepción que desemboca en una cruda realidad. 

En lo personal, la temática que presenta la película, pareciera contener ciertos temas que parecieran muy trillados, sin embargo, una cosa es cierta y esa es la situación de los personajes que podemos identificar en el mundo mismo en el que nos relacionamos. 

Por un lado puede verse la idea de Josh Boone de querer generar esa parte de conciencia, pero… ¿Conciencia de qué?, tal vez puede pasar hacia espectadores que han presenciado o vivido parte de lo que ahí se maneja. En ese sentido pueden lograr ciertas relaciones. Por el otro lado, al interior de la misma, se descubre una cierta actitud un tanto ácida por parte del escritor al que visitan los personajes.

Dos vertientes que se tienen en esta diégesis y que podemos encontrar en la misma sociedad. La actitud del escritor Peter Van Houten (Willem Dafoe) es, sin embargo, crucial para la historia puesto que él habla de una pequeña que sufre una muerte. Este suceso está siempre presente en la vida de Hazel Lancaster (Shailene Woodley), y lo destacado de este elemento narrativo que es el libro, es la relación que guarda el escritor con el personaje de su libro. Es la propia vida del escritor la que se encuentra plasmada. La pequeña que muere es desde luego la encarnación de la hija del escritor, encarnación que se hace patente en un personaje que lucha contra su destino.

Los sucesos por los que pasó el escritor con su hija lo llevan a tomar una actitud distinta ante la vida, una actitud agresiva y sobre todo una actitud desmoralizante para personas, que como Hazel, van en busca de un aliento, una señal para continuar viviendo el poco tiempo que el destino le permitirá. Es un buen contraste entre la lucha y el repudio por la vida.

Con secuencias un tanto planas, Boone deja ver, gracias a las actuaciones de Shailene Woodley, el feeling de uno de los temas más en boga y no solo temas sino vivencias, problemas y consecuencias de una enfermedad que atrapa y ya no suelta a su víctima. Cada personaje deja sentir un poco su propia personalidad y desde luego que los espectadores se identifican con las actitudes ahí presenciadas. Desde una actitud positiva a una actitud negativa y repugnante ante la vida, repugnancia que tiene una gran causa, ser partícipe de la misma asistencia a la muerte del otro y que vira hacia una devastación de la propia persona donde ya no interesan los sentimientos de los demás.