Publicada en Revista Golfa.
Llena de
sentimentalismo, “Bajo la misma estrella”, filme basado en el libro homónimo de
John Green, recoge algunas situaciones que atraen al espectador hacia una
percepción que desemboca en una cruda realidad.
En lo personal, la
temática que presenta la película, pareciera contener ciertos temas que
parecieran muy trillados, sin embargo, una cosa es cierta y esa es la situación
de los personajes que podemos identificar en el mundo mismo en el que nos
relacionamos.
Por un lado puede verse
la idea de Josh Boone de querer generar esa parte de conciencia, pero… ¿Conciencia
de qué?, tal vez puede pasar hacia espectadores que han presenciado o vivido
parte de lo que ahí se maneja. En ese sentido pueden lograr ciertas relaciones.
Por el otro lado, al interior de la misma, se descubre una cierta actitud un
tanto ácida por parte del escritor al que visitan los personajes.
Dos vertientes que se
tienen en esta diégesis y que podemos encontrar en la misma sociedad. La
actitud del escritor Peter Van Houten (Willem Dafoe) es, sin embargo, crucial
para la historia puesto que él habla de una pequeña que sufre una muerte. Este
suceso está siempre presente en la vida de Hazel Lancaster (Shailene Woodley),
y lo destacado de este elemento narrativo que es el libro, es la relación que
guarda el escritor con el personaje de su libro. Es la propia vida del escritor
la que se encuentra plasmada. La pequeña que muere es desde luego la
encarnación de la hija del escritor, encarnación que se hace patente en un
personaje que lucha contra su destino.
Los sucesos por los que
pasó el escritor con su hija lo llevan a tomar una actitud distinta ante la
vida, una actitud agresiva y sobre todo una actitud desmoralizante para
personas, que como Hazel, van en busca de un aliento, una señal para continuar
viviendo el poco tiempo que el destino le permitirá. Es un buen contraste entre
la lucha y el repudio por la vida.
Con secuencias un tanto
planas, Boone deja ver, gracias a las actuaciones de Shailene Woodley, el
feeling de uno de los temas más en boga y no solo temas sino vivencias,
problemas y consecuencias de una enfermedad que atrapa y ya no suelta a su
víctima. Cada personaje deja sentir un poco su propia personalidad y desde
luego que los espectadores se identifican con las actitudes ahí presenciadas.
Desde una actitud positiva a una actitud negativa y repugnante ante la vida,
repugnancia que tiene una gran causa, ser partícipe de la misma asistencia a la
muerte del otro y que vira hacia una devastación de la propia persona donde ya
no interesan los sentimientos de los demás.